culpa de copano

Ese sabor a comida de casino de universidad en Diciembre, esa primavera que a todos los lleva enamorados a uno le de alergia, el hecho de los planes vacacionales de los amigos con novio/a mientras uno piensa en buscarse un trabajo, entrar a un gimnasio y dormir bastante, deseando que a todos lo que van a ir a la playa los aplaste una ballena que ojala pese lo mismo que sus ilusiones rosaditas empalagosas.
Nada más triste que ser una ñoña sin ñoño, una cachantún sin gas ni limón, una primavera sin alergias ni enamorados con cara de tarados. Que encontrarse con el que era la piedra del zapato en el zapato de otra, pasandola bien y siendo feliz, y recordar cuando decía que sin uno no podría seguir en medio de esos atardeceres que ahora parecen sacados de un capítulo de la serie de Mekano. Y que ganas dan de ser tan importante para el como el lo es/era para uno, aunque sea para que se le opaque un poco la cara de idiota sonriente que se anda gastando.
Quién dijo que la primavera era linda, quien dijo que era fea. Mejor matemos al que invento que la primavera era la estación del amor: el no estaba solo, con calor, ganas de alguien y la sensación de amargura que dejan los algodones de azucar cuando se comen muy rapido.